“Los géneros en tanto institución discursiva, son clases de textos u objetos culturales, discriminables en toda área de circulación de sentido y en todo soporte de la comunicación” – Oscar Steimberg (2008).
“El género es una forma de definir la música en su mercado, o alternativamente, el mercado en su música” – Simon Frith (1998)
La historia de la música es muy amplia y se mastica desde distintas ópticas. La estética que se aplica al arte, en el sonido puede ser igual de contrastante y por más, debatible, libre y conflictiva. Desde aquél humano en las cavernas (trataré de ser incluyente, para evitar eufemismos y recibir algún reclamo por no decirles así a todes). Aquí todo ser humano le entra parejo, del sexo que desee acurrucarse o no, aplica en general hablarles a los seres pensantes universalmente. Aquí estaré hablando sobre todo respecto de la música; por ende, los géneros musicales que han sido utilizados desde hace muchos siglos, y muchos están a favor o en contra, así se les conoce como: géneros o estilos.
El lema de “en gustos se rompen géneros”, tiene más sentido ahora, en estos tiempos del conflicto generacional, que se torna áspero y dividido actualmente. Aplica también responder, como bien dice la atinada letra de los portorriqueños Calle 13, “¿Qué importa si te gusta Green Day?, ¿Qué importa si te gusta Coldplay?”. En el país donde el género “urbano” como bien-o-mal se le conoce hoy en día al reggaetón, la gente se pelea en redes sociales y cree que no pueden mezclarse. Es como si quisieran que exista un apartheid musical, donde Bad Bunny no puede estar junto a Zack de la Rocha. Oh sorpresa, sería un hit verlos con Rage Against The Machine. Y así, hay ejemplos donde lo ortodoxo del sonido deja de ser purista y se torna amigable, o digamos que abierto de mente para cruzarse con otros géneros. Así como ha sucedido con el pop y el rock. Unos hasta dijeron hace unos años, que el “rock mata pop”.
Esta gema sonora de la industria, que se le atribuye a Vico C en Puerto Rico y a El General en Panamá. Ahora también pueden decirle perreo y hasta malianteo. No duden, que en el futuro venidero se vengan más aforismos y clasificaciones exuberantes, como post-reggaetón o nu-reggaetón; como les pasó a otros géneros. Y habrá que pedirle a los musicólogos y profesorados estudiados, que nos aporten más sobre la estructura de donde proviene cada género nuevo. En este caso, el “reggae-tón” es un sonido muy cercano a ritmos afrocaribeños, al dembow, rap, hip hop, toasting, bounce, reggae y dance hall, entre muchos otros. DJ Playero y Daddy Yankee presumen de acuñarle el nombre por lo “juguetón” y bautizarlo así con el legado rastafari. La culpa total, es de ese peculiar bucle, que le dieron estos productores y que suenan a un “tu-pa-tú-pa-tu-pa-tú-pa-tu” pegajoso, repetitivo, interminable, combinado de un chanteo boricua con mucho auto tune. Desde entonces, hasta moombahton y trap tenemos, géneros que son igual de valientes y valiosos. Y sí, es muy rico escuchar sonidos diversos, que nutren al espectro auditivo cada cierto tiempo y época. La moda y la excentricidad, son otras cosas.
Como cualquier etiqueta o clasificación al sonido, hasta los seres humanos tenemos identificación, número de serie y nuestros ancestros más lejanos, también lo tuvieron. Pasamos de ser conocidos científicamente como Homo Neanderthalensis a Homo Sapiens, Homo Erectus, Homo Rhodesiensis, Homo Habilis, Cro-Magnon y Australopithecus. Nos guste o no, todos tenemos un DNA, RNA y un código genético que nos define y la ciencia nos ha implementado así. Por ahí, también les recuerdo la batalla multi generacional entre la ciencia y la religión. O la pregunta del millón. ¿Qué fue primero? El huevo o la gallina. A debatir se ha dicho. En una isla tan lejana sin nativos, pueden convivir judíos, católicos, musulmanes, ateos, anarquistas y cristianos, todos en una misma comunidad con total libertad y respeto. Si no me creen, vayan a la Isla Mauricio en África. Ahí cuidan igual a sus manglares y arrecifes, que a sus propias religiones, donde todos viven en total armonía, diversidad y unidad.
Entonces, ¿por qué me adentro tan profundo en la semántica y semiótica de nuestros conceptos, dogmas y teorías con la música y el ser? Porque es algo que el terrícola lleva haciendo desde hace miles de años y muchos no logran entender aún. Ejemplo, el material “piedra” o “roca” por mencionar uno, que son magmas o elementos físicos del universo que tenemos en nuestro planeta, también tiene tipos y series. Algo que para muchos pueda ser tan obsoleto o irrisorio (mi comentario). Este es el sentido de la ciencia, lo que define así a nuestro intelecto, catálogo y conocimiento enciclopédico, académico, sensorial, visual y didáctico. Hay rocas sedimentarias, ígneas, metamórficas y meteoritos. Y no duden que en un futuro no muy lejano descubran algo más, que las piedras rodantes que solo hasta hoy conocemos, sean algo más y se descubran más tipos. En una de esas, salen otras especies alienígenas e incluso hay varias que seguiremos sin poder describir o conocer. La ciencia, también puede tener caducidad en algunos temas y puede estarse renovando constantemente hasta la eternidad. Un concepto teórico de hace mucho tiempo hoy puede ser inválido, obsoleto o innecesario. Y por eso, me quedé pensando mucho con el contexto, significante y el significado de la canción: “Quiten El Trap” de la banda mexicana Molotov.
Me llevó al conflicto actual y cotidiano, de ser hombre o mujer. Este tema genérico tan comentado, criticado, mal entendido, confundido, ignorado, dividido y vapuleado en las redes sociales. Ni se diga de la violencia de género, ya que nos morimos de la pena ajena por tanta infamia e injusticias en el mundo. La violencia nunca llevará al bienestar. Hace miles de años, era un poco complicado hacer que un hombre podría convertir su cuerpo en el de una mujer en una operación quirúrgica (no confundir con travestismo). No existía científicamente la tecnología médica y científica que hoy permite realizar una faloplastia o la escrotoplastia. Estoy seguro de que, desde los tiempos más remotos, hubo un ser humano que quiso cambiar de sexo. Ya que no se sentía cómodo con el género que le fue asignado por el destino y la vida. Y así, también muchas mujeres han querido ser hombres y viceversa. Incluyendo también, quienes no quieren ser ni uno, ni otro. Dicen por ahí que “Hay de todo en la viña del Señor”. No voy a criticar, ni estar a favor o en contra de cualquier género humano, pensamiento, comentario o votación sobre ello. Cada quién sus cavidades. Lo digo, sólo para compararlo con este fenómeno de la música y sus géneros, donde no hay mejores, ni peores, sólo distintos. Que al final, lo que se pide, es total y absoluto respeto. Tampoco entraré en el terreno de la buena y mala música. Eso lo decide el concepto estético y perceptivo de cada ser humano. Lo que no te gusta a ti, al otro le encanta. Y viceversa.
Y sí. No olviden que la banda Molotov, desde sus inicios y desde el nombre/concepto que tienen, siempre ha sido un grupo llamativo, polémico, controversial y hasta vulgar. Y si escarbamos más allá de los tiempos actuales, me acueredo del caso de Mozart que tuvo un legado grandioso.Y que la historia dice que compartió un dilema relatado, vivido o sucedido con Antonio Salieri, donde sólo ellos sabrán si existió envidia o el celo profesional entre ellos en su época. Ya saben, siempre habrá alguien que sienta algo, como celos o envidia. Y por ello, te tirará críticas o insultos, por el simple hecho de no verse reflejado o incluso peor, de cargar con una sombra de por medio, que no le deja aceptar el éxito de los demás y lo hace sentirse infeliz. En este caso, parece no ser así, sólo es un canto, a lo que no les gusta a este grupo en cuestión: el reggaetón y el trap.
Me habría gustado entrevistar a la banda en persona o por teléfono al menos, para escuchar y conocer más de sus razones artísticas, culturales, políticas y comerciales por las cuales decidieron hacer esta canción. Y ante los hechos, desde el nombre incendiario y combativo de la banda, te lo dice todo bombástico. Acuérdense de la censura y escándalo que tuvo la portada de su primer disco “¿Dónde jugarán las niñas?”, que en pleno siglo 20, fue censurado en las tiendas de discos MixUp y fueron un fenómeno que se volvió viral (en esos tiempos), antes de que existieran las redes sociales. El disco es muy bueno, al igual que otros controvertidos discos como lo son: “La Invasión de los Blátidos” de Cuca o los “Corridos Prohibidos” de Los Tigres del Norte. Censura, moralidad y discrepancia al puro estilo mexa. Hay hasta discos que fueron prohibidos hace menos de 30 años. En México. Por cierto, el título de ese disco es muy similar al de Maná «¿Dónde jugarán los niños?», que curiosamente habla de géneros tanto sexuales como musicales. Hubo una tendencia a decirles que ellos no eran rock, que eran pop. Y es hasta ahora, una de las bandas de «rock mexicano» más famosas y reconocidas en el mundo. El cuarteto jalisciense sigue activo, siendo la banda global #394 en el raking de Spotify, con más de 13 millones de escuchas mensuales sólo en esta plataforma, con más escuchas en México, Chile, Perú, Colombia y España. Donde la banda capitalina, llega apenas a 3 millones de escuchas mensuales y sus fans están mayoritariamente en México, Chile y Colombia. Una gran diferencia entre ambas. Hay un artista mexicano global que se encuentra justo en el medio entre ellos: Santana con 8 millones de escuchas. Y el rapero Alemán tiene 6 millones. ¡Bien ahí!
¿Y qué podemos decir de “Puto” de Molotov? Esa canción que causó, ha causado y causará tanto escozor, pena ajena y dolor a muchas comunidades, personas y hasta deportes. Seres humanos que se han visto afectados directa o indirectamente por este canto noventero. En ese entonces, yo creo que fue dedicado al «macho-alfa-pelo-en-pecho-lomo-plateado», sólo para invitarlo al brinco y el desenfreno. Hoy es más que una burla y también una ofensa. ¿Siempre lo fue, es y será? Y es que hace 27 años, desde que existe Molotov (incluso antes), la palabra “puñal”, “puto”, “maricón”, “marica”, “afeminado” y otros adjetivos des-calificativos, tuvieron una modificación, evolución o variación cultural gramatical y lingüística que hoy puede ser utilizado en distintos contextos. Pasó de ser un insulto grave, dirigido a la sexualidad adquirida o no adquirida de las personas, ya que siempre ha sido un adjetivo de insulto o grosería, en forma intolerante y dolosa para referirse así de alguien. Sólo por ser algo distinto al género heterosexual.
Desde la infancia, te maldecían así cuando se tenía miedo de hacer algo prohibido o indebido, ya fuera por aventar papel mojado a las ventanas de los salones o por hacer alguna travesura que te ponía nervioso ante tus «amigos» o «compañeros de clase» (los acosadores). Desde chiquitos te decían “ándale, no seas puto, no seas maricón, hazlo, pareces vieja, no seas niña, sin llorar”. Algo totalmente inapropiado y mal educado. Entonces. Molotov, la usó en su lanzamiento para enardecer a sus seguidores. Como un insulto a los fans en sus conciertos, para prenderles la mecha y tocarles la cresta, con el fin de prender la pista de baile y hacer que el mosh-pit (slam en proceso de extinción) explotara fuerte con la banda. Si lo entendí mal, que venga la policía del Twitter a aclararlo con pruebas fehacientes de los años 90. Molotov es como El Tri en vivo, donde se mientan la madre y ofenden a diestra y siniestra. Como en las luchas: «Pierroth, Pierroth, voltea, chingas a tu madre«, así suena en la Arena Coliseo, donde hasta las abuelitas gritan más fuerte y duro que muchos otros.
A mi parecer, el hit “Puto” tenía y tiene esa connotación. Hacer encender al público en los conciertos. Y si la ponían en las fiestas, el coro era cantado al unísono entre todas las personas presentes del género que fueran. Y como ahora sucede en el fútbol, cuando a los porteros del equipo contrario le gritan “Puto”, al hacer un saque de meta y los fanáticos (barras bravas) pretenden bajarle los ánimos con este grito. Tal vez no sea la mejor manera y la forma más correcta posible, y sucede. Es algo que ahora se prohíbe y castiga. Y si de catalogar nos vamos desde los ahora llamados “fifís” hasta los “chairos” lo hacen, no se hagan las moscas muertas. El que sea libre de pecado, que arroje la primera piedra. Y por supuesto que también aquí puede haber dolo (como en las primarias y kinder, que existe el “bullying” en muchos lados). Los niños aprenden todo en casa y lo que ven en la escuela, la televisión, el internet, la música y la calle. Este grito “eeeeeeh, puuuuutoooooo” que prende a los estadios, tiene todo el sentido de hacer sentir mal al contrincante y a la persona que se le dirige el insulto. Por eso, hasta la FIFA puede vetar a la Selección Mexicana para no ir al Mundial o jugar partidos a puerta cerrada, sólo si los subversivos fanáticos del fútbol siguen gritando esta inmoral porra (sic). Que, en lo personal, no tiene sentido alguno y más, si ya saben que pueden ser castigados con multas o con ser expulsados de los estadios en los partidos. Además de que no tiene ética alguna o respeto a la diversidad alguna. La lección no se aprende. Vean lo que pasó en el mundial de Rusia y pasará en el de Qatar. Y la verdad, admito haberlo gritado también en un estadio, incluso bailado la canción de Molotov en fiestas. A ese nivel, está la educación nacional y global en pleno siglo 21. Por eso, en miles de años no hemos aprendido la lección de la inclusión, democracia, pluralidad, libertad, igualdad y equidad. Seguimos de malinchistas, machos, homofóbicos, triple moralistas y de mediocres perdedores. Más los fervientes al lema de que todo “sí se puede”. Cuando no lo es así.
Creo que Molotov, este 2022 lo han hecho de nuevo como lo saben hacer. Hoy en día, tras un par de semanas del lanzamiento de su polémica canción, llevan cerca de más de 3 millones de vistas en el videoclip oficial en YouTube y más de 300 mil reproducciones en Spotify. Más lo que puedan sumarle de alcance y métricas en otras plataformas digitales de streaming en estos meses, con lo que obtengan en ventas, medios impresos, televisión y radio. Lo lograron. Hacerse notar y seguir siendo “una bomba molotov”. Después de casi 3 décadas de existir, la banda sigue vigente, haciendo lo que saben hacer: llamar la atención.
Y tengo que confesar también, que en vivo son buenísimos. Han sido de los shows más explosivos y salvajes que he presenciado en vivo y en persona. No olvidaré esa ocasión en pleno Vive Latino, donde tuve que salirme del slam, porque estaba muy denso. A todos nos llega la edad en la que los trancazos ya nos duelen y no aguantamos la vitalidad y energía de las nuevas generaciones, que golpean más duro, brincan, saltan y vuelan más ágilmente. Esa vez, me aventé al desmadre y terminé lesionado. Se vale perder.
Por eso, Molotov la hizo. Así como Calle 13 también al revés. Unos piden que el rock nunca muera, y otros hacen rock con reggaetón. Es válido. Hay extremos también de quienes se burlan del rock y creen que está bien muerto. Y nadie tiene la última palabra. Cada ser humano, decide sobre las cosas que le gustan o no. Es como ahorita, la división política existente en el mundo. Entre los que apoyan a la extrema derecha irracional y los que aman a la falsa izquierda. Hay bandos, sectas, grupos y conjuntos por todos lados y partes. Gente que comparte fake news y gente que sabe la verdad. No hay buenos o malos. Sólo distintos. Ser o no ser, transgresor. Es la cuestión. Estar en contra o a favor, es una elección.
Algo que me recuerda a la gran letra de Rita Guerrero (Santa Sabina) en el hit “Yo Te Ando Buscando” donde dice: “Yo hablando y tú no estando, yo te ablando y te endureces, y hace tiempo que no veo, que ni huelo, que ni te hablo”. Esto pasa entre los lovers y haters del rock versus reggaetón. Una lucha de poder que me genera risa y sorpresa por lo que leen en los medios, porque esto le pasó igual a los músicos barrocos, punk, salseros, rastas y skatos. No se diga a los metaleros, que no les bajaban de satánicos y a los mismos pioneros del rock igual, cuando salieron en los años 50 y sus papás les decían rebeldes sin causa. A otros les siguen llamando hijos desobedientes. Al techno y música disco le pasó lo mismo en las pistas de baile y las tiendas de discos. Y al trance, al house, al drum & bass, jazz y al blues también. El rechazo se ha manifestado de diversas maneras, así como el gusto masivo que los torna una moda pasajera o atemporal los aviva.
Como ven, ante cada generación pasa el mismo fenómeno. Recordemos lo que esto significa, como dice la gran Wikipedia: “la palabra generar viene del latín generāre, que significa engendrar. La palabra generación, como grupo en las ciencias sociales, significa todo el grupo de individuos que nacen y viven más o menos al mismo tiempo, la mayoría de los cuales tienen aproximadamente la misma edad y tienen ideas, problemas y actitudes similares”.
Por eso, cada generación crea y adora a sus propios géneros, dogmas, estilos, sonidos, imágenes, rituales, danzas, palabras, símbolos, ideas e ídolos. La generación silenciosa tuvo a sus íconos y a sus enemigos culturales. Así como artistas de los Baby Boomers no encajaron del todo con la Generación X. Y que los Millennials batallarán con los ritmos y gustos de los Centennials. Hasta el fin de todas las épocas. No me imagino la música en el año 3022, si es que llega la humanidad, habrá cosas bien locochonas, además de conservadoras y radicales. Que la vanguardia nunca muera.
Será un bucle, que se repetirá como me refiere la hermosa canción de The Sundays “Here’s Where The Story Ends” o Propellerheads con Miss Shirley Bassey en “History Repeating”. Que me aluden al lema de “la historia se repite por sí sola”. O como dicen por ahí: “no se repite la historia, se repite la misma acción en forma diferente”. Son los usos y costumbres del nuevo orden mundial. Y ojalá, todo eso cambie a un mundo más pacífico que bélico. Donde quepan todos.
Yo me quedo con el sonido de Molotov, que me gusta mucho cuando han mezclado rap, rock, disco, dub y funk. Vaya, ellos mismos han mezclado géneros, entonces hay un frijol en el arroz de estos frijoleros, que hoy dicen que algo no les gusta. Y creo que los billetes obtenidos con estas regalías las verán muy bien, gracias al reggaetón y al trap…
“Cerdo”, “Gime The Power”, “Voto Latino”, “Here We Kum”, “Que No Te Haga Bobo Jacobo” y “Yofo” son tracks que recuerdo haber disfrutado mucho en sus buenos tiempos. Hoy estamos hablando de ello y serán noticia por un buen tiempo en la agenda setting. Unos ya los andan criticando, como le pasó al vocalista de Café Tacvba con su peculiar canción “La Ingrata” y su altercado con el muñequito Dr. Simi de peluche en Bruselas. El pasado no se puede borrar. Aunque haya quien los defienda, por el derecho a disentir.
Gracias por leer esto hasta aquí. Nos vemos seguro en el próximo Vive Latino, Cumbre Tajín, Cervantino, Corona Capital, Hell & Heaven, Hipnosis, Bahidorá, Pal Norte, EDC, Trópico, Ceremonia, Flow y Mutek, donde hay de todo tipo de música y para todos. Mensaje dedicado a todos los puristas que llevan dentro. (LOL) Ya ven que los carteles últimamente mezclan todos los géneros y también hay otros festivales que se niegan a incluir. Luchemos los artistas por la inclusión cultural.
Aquí les dejo, para terminar este artículo de opinión. Unas preguntas que les hice a varios amigos, eruditos y artistas de la música rock, tropical y reggaetón, para que tengamos otras opiniones y diversas voces ante este fenómeno.
1. ¿Cómo ves el track “Quiten El Trap” de Molotov? Aparte de opinar de la canción, me gustaría saber tu opinión ante esta lucha de género rock vs reggaetón.
“La canción, pues es la misma fórmula de Molotov que tampoco es que sea muy novedosa que digamos. Si eres fan debe tener su encanto, si eres escucha ocasional (como yo), digamos que la soporto, no es algo que ande escuchando, demasiado adolescente hasta para ellos mismos. Y bueno, “la lucha” del rock contra el reggaetón es interesante, es una guerra en la que nadie va a ganar. Además, creo que se ha malinterpretado un poco la canción: por un lado, critica lo clichés de la música urbana y por otro, a los rockeros aferrados que sólo escuchan rock.” – Alejandro Mancilla¹
“Es una parodia y Molotov está consciente que eso puede llamar la atención, es mercadotecnia pura.” – Marc Monster²
“¿Honestamente? Me da flojera. La música y la letra son sosas, tibias. Me queda claro que Molotov está jugando con esa delgada línea entre la crítica burlona y la autocrítica, viviendo de glorias pasadas que ni con la música ni con sus acciones han podido respaldar desde entonces. Se siente como una broma/no broma donde si les salía el tiro por la culata bien podían decir “ay, se toman todo en serio, ¿ven cómo ni aguantan nada?”. Se trata de algo tan tibio y poco ingenioso que no logra construir desde lo irónico. Y para entender mejor a qué me refiero, habría que distinguir entre dos aspectos de la canción: la letra y el video. La letra se caracteriza por la soberbia y lugares comunes de Molotov. Por un lado, se victimizan con frases como “Que, si son hipersensibles por las cosas que uno canta, no se han dado cuenta de lo que uno les aguanta”. Pobrecitos, no superan que en el primer disco dijeron “puto” y “chinga tu madre”, ni reconocen que muchas de sus letras e ideas han envejecido mal, y se cuelgan de eso, para decir que “le aguantan” a las nuevas generaciones expresiones que critican de la manera más moralina, al punto que se avientan frases ultra conservadoras como: “¿Por qué tienen ese acento si no son puertorriqueños?». Critican estilos de peinado, e incluso se avientan uno que otro lugar común clasista, como “O es del DJ del perreo que en la calle los asalta, que va a reclamar el dueño de la relojería y de las casas de empeño joyería de fantasía». ¿En serio? Ni la liga de la decencia que criticó férreamente al Rock se atrevió a tanto conservadurismo, seguro se apoyarán en que era algo irónico, no se las compro, por la tibieza con la que manejan la letra. Por otra parte, está el video, el cual les permitió matizar lo dicho en la letra y construir más bien bajo esa idea irónica de autocrítica a la “chavorruquez” que encarnan. Sí, hacen referencias a The Big Lebowski y a Thriller, y se construyen en el video como “perdedores” ñoños, y la letra no construye realmente sobre ese imaginario, solo medio coquetea con él tibiamente, haciendo más bien mañoso el discurso del video versus lo que realmente están diciendo (¿No que ya había vuelto Molotov? ¿No que ganaron la carrera? ¿No que tocar el bajo nos daría diarrea? La letra por sí sola no logra ese matiz irónico, y el video refuerza la tibieza que les ha caracterizado en los últimos años). Ya específicamente hablando sobre esta lucha Rock vs. Reguetón, creo que han retomado la discusión más de veinte años tarde, olvidando que sus fraternales Fobia hicieron “Mira Teté” 1995), o que ellos mismos hicieron “Rastamandita” en el 2000. Lo que discuten en la letra era vigente, si acaso, cuando salió El General, o una década después cuando Andy’s Val Gourmet hizo “Chacarrón” (2003) y 31 Minutos hicieron “Objeción denegada” (2004). ¿En serio siguen con esa cantaleta en 2022? Bueno, si hay gente que a estas alturas se sigue quejando de la presencia de la cumbia en el Vive Latino (olvidando que prácticamente todo headliner latino ha tocado cumbias), un festival que además se ha rehusado a dar un lugar protagónico al reguetón, al punto que más bien se han creado festivales ad hoc para dicho estilo, no es de sorprender que Molotov le quiera seguir hablando a esos tíos que insisten en no sentarse.” – Julián Woodside³
“A mi “Quiten el Trap” de Molotov me parece una canción más en la trayectoria de la banda, no me parece ni la mejor y tampoco es la peor. No creo que pase mucho con ella, más que el hype que está generando por este ataque que está haciendo contra el reggaetón. Y bueno, yo no sé qué tan real es esta lucha entre el rock versus el reggaetón. Me parece que es algo que los mismos medios han generado y me parece también una disputa, si es que existe, inútil. Los seguidores del rock seguirán denostando al reggaetón durante un rato, los seguidores del reggaetón lo defenderán. Que puede ser interesante la confrontación, se derramarán ríos de tinta, se dirán muchas cosas al respecto, creo que hay que aceptar que no es que el rock esté perdiendo terreno por ser un género musical, está perdiendo terreno frente al reggaetón por una cuestión de la industria, que no tiene que ver con la música, tiene que ver con la gente que la está dirigiendo; a la gente que está dirigiendo la industria de la música le interesan las ganancias y si ésas están en el reggaetón ahí estarán. En unos años, si el reggaetón deja de darles dinero, pues se irán a apoyar a otro género, entonces es cíclico, es un asunto cíclico. Y va a pasar, todo esto va a llegar a un momento en que las aguas se apacigüen, cada uno va a continuar con lo suyo, me parece que esto es lo que va a suceder”. – David Cortés⁴
2. Este fenómeno de atacar a un género musical, le pasó a la música clásica en sus tiempos, al rock, al pop, al ska y el reggae. Por ahí leí que el reggaetón es el punk o metal de nuestros tiempos. Me acordé cuando salieron los Sex Pistols o Kiss y los catalogaron de locos para el psiquiátrico y a otros de satánicos. El reggaetón tiene ese mismo fenómeno de vestimenta exuberante, de un sonido disruptivo y un concepto cultural nuevo que rompe barreras y dogmas. ¿Qué opinas de la lucha entre los géneros? Como lo que le pasa actualmente al aborto y las comunidades LGBTQ, donde se separan los comentarios radicalmente a favor y en contra. Y hasta en algunos países es un delito y algunas personas toman mal las cartas en el asunto.
“No estoy de acuerdo en comparar al fenómeno que surgió con el rock and roll y se extendió en subgéneros y movimientos como el punk, con el reggaetón. Son contextos diferentes, totalmente. En todo caso, el reggaetón tiene que ver más con la lambada (que se quedó en llamarada de petate), o más bien con la música disco que en los 70 hizo que todo sonara exactamente a lo mismo y que todo mundo se sintiera afroamericano. Lo mismo pasa con el reggaetón, todos quieren cantar y hablar “barrio” y como puertorriqueños. Entonces, esa comparación se me hace que no aplica, el reggaetón lo escucha todo mundo, no es disruptivo, ni es revolucionario (en todo caso es misógino y repetitivo) y no es que sea un asunto de rebeldía generacional, más bien de decadencia cultural, no es música de jóvenes, todo mundo le entra.” – Alejandro Mancilla
“La música cambia a través de los tiempos, una cuarta aumentada les costó la vida a varios compositores durante la Inquisición, así que creo que vamos avanzando.” – Marc Monster
“Siempre se critica al género popular del momento. No olvidemos la quema de álbumes de música disco en Estados Unidos, y cómo después Kiss y Blondie, artistas legitimados en el rock, hicieron canciones Disco. Décadas atrás José Vasconcelos, entre muchos otros, criticó abiertamente al Jazz, al Blues, al Tango y a la Rumba, estilos musicales ampliamente valorados en la actualidad. El Reguetón ha sido más disruptivo e incómodo, y a la vez ha tenido mayor transformación estética y estilística que el rock en últimas fechas. Claro, no hay que olvidar que tienen distintas historias y que el rock tiene más tiempo (y en su momento también tuvo muchas transformaciones por ser el género popular del momento). ¿Qué opino sobre la lucha entre los géneros? Retomo una frase que alguna vez leí en un blog ya desaparecido, titulado malnacido punto com, que hacía Jorge Pinto de Bunsen Comics: “los géneros sirven para catalogar a los discos en las tiendas y a los adolescentes en la secundaria”. Si revisamos las plataformas de streaming, así como apps que ofrecen algún tipo de experiencia musical, podemos darnos cuenta de que la escucha por géneros está siendo sustituida por otras formas de experiencia aural: playlists basados en emociones, sentimientos, temáticas, contextos y situaciones de escucha, etcétera. Incluso los grandes artistas, tanto pop como alternativos, suelen bandear por distintos estilos musicales aún al interior de una sola canción, como ocurre constantemente en el K-Pop. El fundamentalismo detrás de los géneros o estilos musicales en realidad nunca ha sido relevante, salvo para ciertos sectores (por eso uno podía encontrarse compilaciones bastante diversas, desde los discos “Llena tu cabeza de rock”, a los de “Now, That’s What I Call Music”), y seguir construyendo sobre esos abordajes absolutistas de “si te gusta tal estilo, no te podría gustar tal otro” está quedando rápidamente en desuso. Entrevistando hace unos años a chavitos de secundarias y prepas públicas/ privadas para un proyecto, encontré que decían abiertamente que les gustaba por igual el Rock, el Punk, la Electrónica, el Pop, el Reguetón y el Metal, ¡y qué chingón! Porque escuchar un solo estilo musical es equivalente a sólo probar un sabor en la gastronomía. Cada estilo o género tiene distintas experiencias que ofrecer, y está rico darse la oportunidad de mover el culo y después escuchar algo experimental, para después meterse a un slam y cantar una balada pegadora. La música es un lenguaje vasto, y las músicas que conforman dicho imaginario son equivalentes a formas de hablar para distintos contextos y situaciones. No todo tiene que ser solemne todo el tiempo, ni todo tiene que ser superficial.” – Julián Woodside
“Probablemente, y digo a lo mejor, porque no tengo la seguridad, que esta oposición entre el rock y el reggaetón, este ataque ha pasado continuamente. El mismo rock ha denostado al pop, al menos aquí en México, en otras partes del mundo, no me parece que haya sido así. Lo hizo con el ska, el reggae y finalmente los ha asimilado a su lenguaje. Repito, me parece una lucha estéril, inexistente, que de repente se ha generado ahí al interior de los medios, que es más mediática que real. A la industria que está generando el reggaetón, el rock no le preocupa. Y al verdadero rock, tampoco le preocupa el reggaetón, porque está más preocupado en hacer lo suyo, en continuar con su camino.” – David Cortés
3. ¿Recuerdas otros grupos o géneros? Que hayan tenido este tipo de fenómeno de atacar a otro género o movimiento. Consideras que Molotov es intolerante o ignorante, o simplemente lo utilizan para hacerse notar y sobre todo ganar dinero. O de plano son bien “católicos” del rock y expresan su odio al “satánico” ritmo urbano del reggaetón.
“Molotov no es intolerante, nadie es intolerante por decir que algo ya le hartó. Si lo hacen por dinero, pues creo que hemos olvidado que el rock es un negocio también. No aplaudo su canción, y está bien. Es como quienes se espantaron de que el cantante de Café Tacvba rompiera un peluche, nada es sagrado, ¿por qué habría de serlo el reggaetón? Entrevisté a Alex Lora y él me dijo esto: ‘A mi en las tocadas me gritan “puto” o me dicen “suegro”. No veo porque se ofenden, desde antes que existiera ese grito, ya existían los cánticos europeos parecidos, y eso nunca lo criticaban, es algo muy cerrado y muy santurrón. En una tocada de verdadero rocanrol se gritan muchas más cosas y se dicen más groserías que un simple “puto”, es lo más natural que puede pasar donde hay una congregación de gente. Si una señora está jugando canasta y se le cae el té encima, pues soltará un grito así’.” – Alejandro Mancilla
“Alex Lora también tiene una canción donde se burló de toda la escena del rock de su tiempo, ‘Miguel Bosé, Miguel Bosé, confunde los mecos con leche Nestlé’. – Marc Monster
“No habría que olvidar el constante rechazo a la cumbia a nivel latinoamericano, de finales de los setenta a la fecha. Esto se hace evidente incluso en los usos clasistas al momento de musicalizar una película mexicana. ¿Quieres representar un contexto sociodemográfico de estrato bajo? Usa el lugar común de meter cumbia para aludir a “lo popular”, o ranchera para aludir a lo “no citadino”, aunque sean estilos musicales que se escuchen en todo contexto. ¿Quieres representar a malandros en tus películas? Mete Punk, Rock pesado o Hip Hop. Basta revisar las películas del cine mexicano más icónicas de las últimas dos décadas para encontrar infinidad de ejemplos de estereotipado musical. Por otra parte, no diría que Molotov es intolerante o ignorante. Saben jugar sus cartas y manejarse en la tibieza pseudo contestataria para no incomodar, o incomodar poquito y bajo lo socialmente aceptable. Nunca se prohibieron realmente sus discos en las tiendas, hubo algunos contextos más conservadores, sí, y varias personas de mi secundaria compraron su primer disco en Mix Up sin ningún problema. Yo lo vi anunciado abiertamente en la delegación Benito Juárez en varias tiendas de discos. Sabemos que como estrategia de marketing les sirvió mucho. Y me da gusto. Es innegable que ese primer disco abrió un discurso mediático que no era tan común y que además conectó de manera relevante con una generación. Eso pasó hace 25 años, y fue gracias además a toda una infraestructura y plataforma mediática y discográfica que les respaldó. No fue sólo la música y las letras. El problema es que ellos, como muchos rockeros, han insistido en adoctrinar y legitimarse bajo preceptos cursis como “el rock es cultura” e imaginarios de rebeldía que nos llegaron por MTV y VH1, sin darse cuenta de que ahora están en el espectro opuesto: son fundamentalistas, conservadores, moralinos y regañones. No demerito a Molotov, son muy buenos músicos, e incluso tienen letras muy ingeniosas y contundentes, ha sido evidente cómo en los últimos años no se hallan, están bandeando de un tema a otro tratando de caer bien, y eso ha ocasionado que su propuesta envejezca rápidamente. Unos sencillos atrás hablaban de “mi raza, mi gente”, ¿y ahora sacan comentarios clasistas? No hay que confundir, sus en vivo son potentes, y claro que uno canta sus canciones de antaño. Y se han vuelto los queda-bien del rock mexicano, donde más que incomodar dan ternura.” – Julián Woodside
“Lo que hace Molotov, me parece coherente. En este sentido, yo se los aplaudo. No están cambiando para nada sus principios, no están siendo políticamente correctos. Se están expresando en contra de algo con lo que no están de acuerdo y en un mundo donde todo es “políticamente correcto”, donde todo sea unificado, donde ya no hay oposición, que haya voces que disientan y lo hagan con argumentos, estoy de acuerdo. Podría parecer una pataleta, me parece que no es eso. A Molotov todo mi respeto, porque siguen siendo como son y es lo que se espera de ellos. No creo que sean intolerantes, ni ignorantes sus integrantes, tampoco creo que hagan esto sólo para hacerse notar. Tal vez para ganar dinero sí, tal vez. Si son muy católicos del rock, creo que todo verdadero rockero, tiene algo de fundamentalista en el fondo, y más en México, porque fue un género perseguido y prohibido durante muchos años, eso hace que cualquiera se regrese a sus raíces y adopte ese espíritu fundamentalista.» – David Cortés
4. Consideras correctas las categorías actuales de la música. Por ejemplo, si vas a tiendas como Rough Trade o Amoeba, los estantes están separados por géneros. Y las nuevas playlists en Spotify, por ejemplo, mezclan esto. Puedes encontrar en una misma playlist tanto hits de rock como reggaetón juntos. ¿Crees que la distinción de género musical es algo obsoleto o necesario?
“Lo que pasó con las plataformas, es que la música se devaluó, es triste decirlo, como no te cuesta nada, te da igual. Cuando la única alternativa era comprar un disco, pues como te había costado dinero lo escuchabas una y otra vez y lo apreciabas. Incluso descargarlo en mp3 implicaba cierto esfuerzo y bueno, cuando identificabas lo que te gustaba (digamos, el punk), pues ya sabías que no ibas a malgastar tu dinero en un disco de acid-house, sí ya sabías lo que te gustaba, por eso en las tiendas había etiquetas. Ahora, puedes escuchar una canción de acá y de allá y aparentar que te gusta de todo, cuando en realidad no te gusta nada. Y sí, el eclecticismo musical siempre ha existido, ahora también eso se ha devaluado y banalizado. Que tengas en una playlist a Los Bukis y luego a Christian Death no te hace un conocedor, no tiene coherencia simplemente. Entonces, estamos frente a un nuevo modelo, que en realidad viene de años atrás: la persona que te dice “es que yo escucho de todo”, que en realidad no le gusta nada. Y no, claro que se vale clasificar a los géneros, y dentro de esas mismas categorías seguro habrá algo inclasificable y eso es lo emocionante.” – Alejandro Mancilla
“La división de géneros siempre estará, y siempre prevalecerán unos sobre otros, yo creo que hoy en día la mayoría del escucha ya no tiene esa distinción, escuchan de todo.” – Marc Monster
“Ya mencioné algo al respecto en la respuesta anterior, y no diría que son correctas o incorrectas, sino complementarias. Me gusta que las clasificaciones de playlists sean por otros rubros más allá del género musical. Ya desde hace dos décadas había programas de radio que jugaban con otros abordajes musicales más allá del género, apelando a temáticas o situaciones. Es orgánico. Sin embargo, clasificar una propuesta musical por su estilo, no es ni será obsoleto, los géneros permiten también construir expectativas, afinidad, comunidades de escucha e incluso tradiciones e identidades, flujos generacionales y demás. Lo importante es no sólo quedarse con ello, pues es una de muchas formas de vivir la música.” – Julián Woodside
“Acerca de la distinción de géneros, me parece que es algo que se necesita, sobre todo cuando eres un escucha primario y te estás acercando a la música, a la que tú quieras, necesitas esos elementos que te permitan identificar lo que te gusta del resto, pronto irás descubriendo que entre la música hay muchos vasos comunicantes, y eso hay que dejárselo a uno. En realidad, el hecho de que existan estas playlist, donde las plataformas de streaming mezclan un montón de cosas, que son agua y aceite, pues responden a intereses netamente comerciales, si tú dijeras que son intereses artísticos, estarían bien fundamentados, me parece que no hay nada al respecto, me parece que es una intención de interés comercial. Las etiquetas me siguen pareciendo necesarias, porque también en este mundo, donde de pronto la gente empieza a decir qué es lo que te gusta y todo, se está perdiendo la selectividad, se está perdiendo una cuestión de principios. Sí puede ser una cuestión de gusto, y a la industria le conviene la gente que escucha de todo y que no cuestiona, y que está y sólo acepta, que está de acuerdo con todo. ¿Por qué? Porque simplemente para ellos es mejor vender lo que sea. Antes existían los crossovers, antes existían listas por géneros y ahora hay playlist. Yo me niego a… En realidad, el playlist es como escuchar la radio, como antes, escuchas lo que te dan, no lo que quieres y lo que te gustaría escuchar”. – David Cortés
Con estas entrevistas breves (obtenidas a distancia, por escrito y en audio), mi idea era buscar a personas que conozco personalmente y a otras que no tanto, que admiro mucho y valoro por su trabajo en temas de análisis musical. Sólo para tener distintos puntos de vista y ver más allá de lo que yo podría compartirles. Por ello, al final de este texto, hay distintas voces, opiniones y contrastes.
En la vida igual, pueden existir personas que están a favor o en contra y se vale, también existe quienes están en un punto neutro. En estas preguntas antes mencionadas, se muestra una opinión libre, abierta, con experiencia y respeto. Sin fines de clickbait, ni crear noticias falsas, se trató de contextualizar y abordar un tema con apertura y crítica constructiva.
Los tiempos de ahora, justamente nos están llevando a un debate infinito, donde puede existir una lucha de poder entre lo autoritario, totalitario y el que busque ser más equitativo, abierto o neutral. Y por supuesto, aplica también para la música y las artes, no sólo en la política, el civismo, la religión y la sexualidad.
Todo género, debe tener las mismas oportunidades y condiciones. En este caso, los artistas de la música, de cualquier tipo de género, deben tener las mismas posibilidades de éxito y las mejores condiciones económicas, políticas, sociales y culturales, así como deben ser tratados de la misma forma que otras personas u oficios lo tienen.
No se trata entonces, de ver quién es mejor o peor. Cada quién decide qué le gusta y qué no. Molotov podrá estar en contra del trap y reggaetón, sólo porque no le gusta. Y también hay otros artistas que podrán decirlo al revés. ¿Quién tiene la razón? Cada quién sabe lo que le gusta. Y sólo hay algo que me gustaría compartir en este final, que lo leí por ahí. Una cosa es la libertad de expresión y otra es el libertinaje de la agresión. En una de esas, todo esto resulta ser sólo arte espontáneo y anti naïf. ¿Quién sabe? El debate siempre está abierto. Como lo dijo don Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”. ¡Aviéntense todos!….
Curiosamente, al término de este texto, hay un pequeño altercado donde la banda mexicana, al parecer tuvo en Chile con la banda Los Miserables. El chisme ha estado bastante bueno en rede sociales. Y que hay videos donde se ve y escucha que hay violencia de por medio en el escenario. Ojalá que los Molochos no caigan en ese tipo de ego venenoso y peligroso. Ese que te hace perder el piso con tanto éxito y fama, que convierte en monstruos a los artistas, que entre drogas y alcohol, los hace sentirse un ser sagrado y tocado por los Dioses. Nobleza manda. Más música, menos balas.
Y aquí les dejo una selección de videos musicales con mucho rock, post punk, reggaetón, regional mexicana y trap, para degustar sabrosamente al dente… Aquí decimos no a la discriminación, ni la coartación cultural. ¡Que vivan todas las músicas!
Síganme y debatan en mis redes sociales. ¡Saludos!
God Save The Queen! El Epitafio de Seikilos y el Himno de Culto Hurrita a Nikkal de la Antigua Mesopotamia 🙂 Para quien entendió, lo entendió…
@aletzfranco
¹Alejandro Mancilla
Periodista, músico y dj. Ha escrito en diversos medios y revistas importantes de música, cultura y moda. Productor y tecladista en los grupos Documento y Dixybait.
²Marc Monster
Productor y músico egresado de Berklee College Of Music en Boston, Massachusetts USA. Cantante en la banda Agrupación Cariño. Fundador del festival LIFA en México y Brasil. Director de Symphonic Distribution en México.
³Julián Woodside
Investigador, periodista y profesor. Experto en temas de cultura y rock.
⁴David Cortés
Periodista, escritor y crítico musical de los más reconocidos en Latinoamérica. Autor de varios libros sobre el rock y de la novela “Negra Semana Santa”. Doctor en Educación por la UPN.
Ilustraciones: @daria_solak_illustrations en Instagram (vía Adobe Stock)