La casa de las flores – Manolo Caro (Netflix 2018)
Sí, La casa de las flores es un pastiche entre Desperate Housewives (o de otras series como Devious maids o hasta Pretty little liars) con cualquier telenovela mexicana y sí, Manolo Caro quisiera contar historias que se vean como las de Pedro Almodóvar, pero no puede y sin embargo, ninguno de esos asuntos es su más grande problema.
La serie de Manolo Caro en Netflix parece no haber aprendido nada de las series que intenta emular, tiene serios problemas estructurales y algunos de los personajes están terriblemente delineados o simplemente carecen de carácter.
Especialmente sólo Paulina de la Mora (Cecilia Suárez) parece ser el único pilar de la serie, y así como se hace cargo de los problemas de su familia, carga con todo el peso de la historia, del guión y es la única capaz de arrancar unas cuantas risas. Además su tono de voz a lo «Avelina Lesper» es la única característica a destacar de esta serie.
Para ser una comedia negra en donde los secretos y las verdades que salen a la luz y los misterios deberían mantener al espectador a la expectativa, La casa de las flores parece no tomarse en serio y cada revelación es tan irrelevante como con consecuencias absurdas.
Tenemos una suicida, Roberta, que también es la narradora de la historia, el porqué decidió quitarse la vida se resume en que era una mujer con problemas mentales, sin profundizar sus motivos o en el porqué de sus acciones.
Si recordamos a Mary Alice Young de las Desperate Housewives, quien también se suicida y se convierte en el detonante de los eventos en la historia, tenía un trasfondo, una historia que se fue complicando y en su aparente perfección escondía sus errores. Su muerte no sólo funcionaba para darnos una narradora omnipresente, podíamos conocerla a través de flashbacks y al final de cada capítulo nos dejaba con una especie de moraleja con lo que habíamos visto.
Sé que no se trata de comparar y que ese no debe ser el punto de partida para decidir si algo es bueno o malo (Pretty little liars es una historia fabricada a partir de Desperate Housewives y Gossip Girl, pero no se siente como una copia mal redactada, por ejemplo). En este caso, La casa de las flores no comprende los motivos de los personajes, por lo que al final nos queda una historia hueca e inverosímil.
Al final queda una serie cuyo único mensaje es que ninguna familia es perfecta, pero no profundiza sobre el tema, no es un vehículo para hablar de otras cosas y de pronto algunos personajes toman rumbos que no tienen sentido.
Es una serie entretenida, sí. Tiene sus momentos, sí.
A pesar de que toca temas como la bisexualidad, la transexualidad, las drogas, el racismo, las relaciones abiertas o la infidelidad, no hace nada con esos tópicos. Son usados de forma irresponsable, sumamente superficial e ilógica.
Si se toca esos temas es para buscar «levantar polémica» probablemente, pero se quedan al nivel de las telenovelas, como una simple parodia, sin discurso, sin argumentos o sin una forma de reivindicarlos.
Sin embargo, tiene un mal gusto que hace que te enganches a ella, pero no como si fuera una buena droga, al contrario, es como inhalar pegamento. No tiene sentido, es corriente y no puedes dejarla.
- A partir de ahora haré spoilers del final
El último capítulo de La casa de las flores es probablemente el peor, de pronto, Diego, el novio de Julián de la Mora, no sólo se entera que su novio bisexual le sigue siendo infiel a la menor provocación (porque así han de ser de forma irremediable todos los bisexuales, ¿no?), entonces opta por vengarse de la familia y huir con el dinero que necesitan para liberar a Ernesto, el padre de la familia, de la cárcel.
Así, de la nada, un personaje que aparentemente había sido delineado como un sujeto de buenas intenciones, se convierte en una terrible persona, y aunque saben que él se robó el dinero, ¡no mueven un dedo para siquiera denunciarlo!
Tal cual, como en una sola noche de búsqueda, no saben dónde encontrarlo, los hermanos de la Mora se quedan con eso y hacen nada para localizarlo. Diego simplemente hace una venganza que no tiene sentido. Y todos se quedan quietos, menos Cecilia Avelina Lesper Suárez de la Mora, que es la única con cierta determinación a encontrarlo.
Luego, Verónica Castro simplemente abandona a su familia, ¿para liberarse de qué? A fin de cuentas, La casa de las flores nos deja con un cliffhanger bastante ilógico, que en lugar de que te quedes con expectativas de más, te hace pensar que ya con esto fue necesario.
¿Habrá segunda temporada de La Casa de las flores?
Hasta el momento, ni la producción, ni Netflix han confirmado los planes de realizar una segunda temporada de La Casa de las flores, pero, ¿sería realmente necesaria?
Incluso la misma Verónica Castro ha mencionado que no tiene mucho interés en regresar y que su personaje, Virginia de la Mora, ya estaría en decadencia, entonces que para ella no tendría mucho caso volver con un personaje que ya no tiene nada que ofrecer.
Mientras otras series nos dejan con ganas de más, La casa de las flores cava su tumba en su último capítulo y en lugar de abrirle las puertas a lo que podría suceder en una segunda temporada, hunde a los personajes, nos deja prácticamente sin cabos sueltos y realmente deja un sabor amargo y aburrido al final.