La región salvaje
México 2016 – Dir: Amat Escalante
El sexo está sobrevalorado, sobre-explotado y sobre todo, se ha convertido en la más vulgar de nuestras expresiones, ¿qué de sorprendente y emocionante tiene algo tan cotidiano? Lo que le sobreviene, el placer, el verdadero objeto y objetivo del sexo. Tan auténtico que se ha perdido en un mar de confusiones humanas, obsesionadas con la imagen.
La culpa, el miedo y la compulsión con los estándares de lo normal y lo socialmente aceptable aplasta nuestros deseos puramente impuros. La región salvaje, de Amat Escalante, explora uno de los horrores humanos más constantes y más presentes: la satisfacción que puede entregar el más intenso de los orgasmo.
Nos encontramos con una selección de personajes tradicionalmente ordinarios, pero a fin de cuentas culpables de sus propios errores y horrores, la soledad es una constante en cualquier tipo de relación y el sexo parece ser la única forma de conectar y completar un círculo invisible.
Quizás nuestra obsesión con el sexo es una obsesión con la vida en su máxima expresión, pero es un secreto, es casi un mito y la guardamos en privado, se muestra en la mercadotecnia de las cosas, pero a fin de cuentas la sociedad mexicana sigue siendo estúpidamente mocha, culpógena y salvaje.
Además, no hay nada más mexicano y culposo que un seminuevo padre de familia con dos hijitos y homosexual de clóset, que además se anda trepando en el hermano de su esposa. Cuántos casos como ese en los que los más importante no es cumplir con el estándar, sino hacer todo lo posible para mantener una imagen o un reflejo de que sí.
La culpa es el perfecto productor de pantomimas y salvajadas, de irremediables pérdidas y de mantener una pequeña razón para aferrarse al mundo, algo tan egoísta como sentir placer y sentir esa promesa de vida y muerte puede ser lo que en algún momento te dé vida. O que te la quite.
Naturalmente La región salvaje no es un filme para un espectador promedio, que espera que le cuenten una historia y lo entretengan un rato, un espectador que no quiere ser confrontado con sus propios monstruos y pantomimas. Sin embargo sí es para aquel que se deja seducir por bestias más allá de lo convencional.