Iñárritu contra la Naturaleza.

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The Revenant – El Renacido  (2015)

Qué oso Iñárritu.

He llegado a un momento en el que a veces no me es posible concluir si una película es buena o mala simplemente por su discurso o algo tan irrelevante como si me gustó o cumplió con mis expectativas. El caso es que después de escuchar y leer opiniones y reseñas sobre The Revenant y la posibilidad de ver a Leonardo DiCaprio aplastado por un oso (por favor todo el mundo no paraba de hablar sólo de eso) no tuve otra que evitar el screener que andaba rondando en torrent e ir a verla directamente al cine.

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Quiero dejar claro que me vale madres si la película, Leo o su pinche director merecen un Óscar, creo que ese premio sólo representa a una industria local confundida con global en la que poco tiene que ver el talento y más influyen las relaciones no tan públicas y la corrupción digna de una fábrica de tal magnitud.

El hecho es que creo que la historia, las actuaciones, la fotografía y la dirección son totalmente irrelevantes, inverosímiles y difusas, son dominados en conjunto por algo mucho más grande que el ego de su director: la puta naturaleza.

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Y le digo puta en el mejor de todos los sentidos, porque si la humanidad ha tratado a alguien peor que la puta de Babilonia es, de hecho, a la misma naturaleza.

La verdad es que cuando estás viendo The Revenant es inevitable pensar qué chingonería de paisaje en cada secuencia; admitámoslo, eso no es un trabajo del fotógrafo, ni del equipo de dirección de arte y quizás haya que felicitar al equipo de Scouting pero el mérito esta de la bendita y puta, madre naturaleza.

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Lo explicaré a continuación con manzanitas: es como cuando vas a un paraje súper chingón y haces una foto para el Instagram y todo el mundo te felicita por ser el artista más grande del mundo. La verdad es que eso ya era bonito y chingón antes de que tú o Iñárritu, Lubezki y Leo llegarán a poner una camarita.

Si hablamos de González Iñárritu es mucho más tolerable cuando trabaja con las historias de otros que cuando tenemos que aguantarnos sus crisis de megalomanía de autor como en Birdman, o peor, como en Biutiful que es literalmente como sangrar por la uretra.

Es un hecho que el único contrapeso de The Revenant es Leo, y no por su interpretación, que se queda corta y es bastante risible, sino por el carisma que tiene en cámara, por que es bonito de ver y porque ciertamente ha madurado como actor, recordemos que en Titanic le dio hipotermia y murió en 3 minutos, mientras que en The Revenant aguanta bastantes más putazos, frío, hambre y la película dura como dos horas y media, eso es crecer como actor (!).

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Al final los paisajes retratados se imponen a una historia predecible, medio babosa y se vuelve memorable más por los momentos que documenta que por la historia o por los putazos que vive Glass, el personaje de Leo.

También debo decir que no es nada insufrible, como insisto, Birdman, de hecho se vuelve un tanto placentera, excepto cuando Iñárritu nos interrumpe con su «relato» lo que hubiera sido un maravilloso trabajo fotográfico y documental.

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