Tacones lejanos (1991)
Desde ¡Qué he hecho yo para merecer esto?, Pedro Almodóvar inaugura una serie de ensayos sobre la maternidad como un gran, salvaje y opuesto manifiesto ante el patriarcado dominante. Si bien, en gran parte de sus filmografía aborda el tema de femineidad y la maternidad, en Tacones lejanos construye un ensayo complicado, que combina la pasión desenfrenada de un thriller policíaco con el glamour travesti de los escenarios y la relación de una mujer y su madre.
En Tacones lejanos, Almodóvar nos adentra en un mito sobre lo que implica ser mujer y madre, nos cuenta la imperfecta relación de Becky del Páramo (Marisa Paredes) y su hija Rebeca (Victoria Abril). Rebeca vivirá siempre a la sombra de su madre, una famosa actriz y cantante que poco tiempo tiene para dedicarse a cosas tan absurdas como ser madre, necesita robarle algo a su progenitoria, lo que sea, incluso el amor de Manuel (con quien Becky tuvo una relación) con tal de superarle en algo.
Tacones Lejanos le quita la santificación a la figura de la madre, no la hace entregada, sumisa y ridícula, por el contrario, Becky es una mujer egoísta, enamorada de sí misma y busca satisfacer primero sus necesidades antes que las de cualquier otro, con todo eso, ama profundamente a su hija, pero no tiene tiempo en su agenda para demostrarlo. Becky es una individualista y comprende que ser madre no tiene por qué ser una obligación, es más, ni siquiera debiera ser una obstinación de la naturaleza, comprende que el dar a luz a una hija no tiene por que ser un acto de sacrificio personal.
Rebeca evidentemente no lo entiende así, vive abandonada, olvidada y atada a sus pocos recuerdos cuando su madre aún funcionaba como tal. Para satisfacer su ego, su ansiedad y su desquicio, encuentra una figura materna performática en Letal (Miguel Bosé), una drag queen que imita la época pop de su madre.
Bosé en su única participación como una chica Almodóvar es alucinante, juega un doble rol en el que es tanto una drag queen con pelucón, tacones y deseos obscenos y también es un drag king: un juez de la policía con barba falsa y métodos cuestionables para resolver crímenes. Su figura neutral es más bien andrógina, oscilando entre lo masculino exacerbado y lo femenino ridiculizado.
El filme transcurre como una sucesión de eventos misteriosos y misericordiosos: Rebeca asume la culpa del asesinato de su marido, aunque el juez no le cree, suponiendo que intenta ocultar algo. Sea cierto o no, Rebeca ha cobrado el crédito de una vez por todas. Tacones lejanos nos muestra una lucha constante de una hija por obtener la libertad a partir de consolidarse como una persona auténtica, que no es un pedazo de su madre y es que desde poner el mismo nombre algunos padres le quitan a los hijos algo de personalidad.
Los hijos no sólo se oponen a cargar una cruz que por destino no les corresponde, reaccionan y buscan hasta encontrar una forma de vengarse. El amor entre padres e hijos es sumamente salvaje, la sangre hierve y el ADN tiene poco de humano y racional, más bien despierta un lado silvestre y ajeno que nos lleva a tomar decisiones inéditas. Al final, en Tacones lejanos, Becky busca resarcir todo el daño hecho por su falta, por su ignorancia y libera a su propia hija de sus culpas reales, quizás y después de todo, es una deuda. Ese amor salvaje es tan imperfecto e irracional, no se parece en nada al amor maternal de las telenovelas y no es bendito, pero es entregado y es absoluto.
Siempre grande Almodóvar desgarrando los sentimientos de sus personajes. Recuerdo ir a verla al cine a escondidas de mis padres porque tenía 16 años y para ellos era sacrilegio¡¡
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