Miley Cyrus & her Dead Petz (2015)
El asunto con Miley Cyrus, en concreto sobre a su música y a su actitud, nos demuestra una sola cosa: es como comerte una torta cubana en un puesto callejero: es de lo más corriente que puedes darte, pero en el fondo puede ser un manjar perfectamente producido donde lo más indigesto es el aspecto.
Con eso quiero decir que ya podemos superar el asunto de que Miley Cyrus es tan vulgar, eso es tan del año pasado y ha dejado de ser sorpresivo para volverse terriblemente predecible, aunque dicho de otro modo se ha consolidado como la reina del mal gusto, sobre todo en su reciente participación como host en los #MTVVMA2015 y con el lanzamiento de su nuevo álbum en streaming gratuito.
Miley Cyrus & her dead petz, su más reciente trabajo incluye 23 canciones nuevas, algunas de las cuales fueron producidas en conjunto con The Flaming Lips, Orel Yoel y de hecho, otro par fueron producidas por la misma Cyrus en solitario.
El resultado es adorablemene sublime, y aunque creo que si dejamos de lado el performance corriente al que nos tiene acostumbrados Cyrus, es capaz de hacer muy buenas canciones (su disco anterior, Bangerz, es un buen ejemplo de que lo naco también puede estar bien hecho) y en el caso es que en nuevo material lo tiene todo para superarse como artista.
Quiero dejar claro que a mí Miley me cae bien por nacota, por ser un activista de la liberación del pezón femenino (en estos últimos premios enseño una chichi accidentalmente y nadie la hizo de pedo, pero hace unos años a Janet Jackson casi se le crucifica por un pastie de estrellita) y porque en realidad tiene madera de artista con todo y su herencia agropecuaria, de nueva rica y de que a pesar de que estamos en el 2015 y hay que seguir abogando hasta con mal gusto por la liberación sexual (aunque otras indie popstars como Marina & The Diamonds cuestionarían si enseñar las nalgas a un público es un acto de libertad).
Volviendo a Miley Cyrus & her Dead Petz, es una colección, en su mayoría, de baladas psicodélicas en donde Miley abre su alma, se muestra deprimida, introspectiva, con el corazón roto y sobre todo pacheca, muuuuuy pacheca. Probablemenge todas las críticas apuntan a que es un disco preciosista y bien realizado, y de hecho, tienen mucha razón. Es un trabajo muy conceptual, pero evidentemente ese trabajo conceptual no es único de Cyrus, tiene productores que soportan todo el peso artístico y quizás ese sea el mayor mérito del disco.
La verdad es que aunque tiene canciones que me pueden encantar como Space boots, Bang me box,I get so scared o el primer single, Dooo it, hay un momento en que me aburre, con todo y que algunas de las 23 piezas algunas son interludios, se hace largo, repetitivo e insistente (Si Miley, ya entendimos que AMAS estar pacheca).
Evidentemente no va a ser nuestro disco de confianza para twerkear, y se agrade que Miley sea más coherente con sus raíces country, con sabor más a Nashville en LSD que a circo de freaks. Con todo, Miley Cyrus es un producto y aunque se esté dando el lujo de hacer un álbum experimental es una gran oportunidad de ser tomada más en serio como artista.
Este es un disco bastante honesto, con algunos momentos realmente tiernos y dolorosos (una de las canciones está dedicada a Floyd, el perro de Miley, que murió mientras ella estaba de gira), otros más depresivos, donde habla de sus adicciones de una forma obscena, y de otros modos es sexualmente agresivo y urbanamente desgarrador.
Miley Cyrus and & Dead Petz debiera ser considerado como Grotesque pop, si quiere ponerse artsy, me parece un hermoso esfuerzo en generar producto con cierto valor onírico, en tiempos donde la poca emoción y calidad de la música es completamente dominante. Con unas cuantas canciones menos pudo haber sido más auténtico, pero el resultado y el producto final tienen bastante encanto. Seguramente quedará atrapado en los almanaques del mal gusto como una de las más hermosas obras del pop.