Zonas húmedas (también llamada Wetlands o Feuchtgebiete) – 2013 – Dir: David Wnendt

Probablemente no haya más sobrevaluado que la higiene personal, en realidad lo único que nos hace diferentes del resto de los animales es la cantidad de productos que empleamos en anular nuestros aromas, secreciones y pelos; lo privado, lo genital y sobre todo, lo anal, se reserva para la incomodidad del hogar o siendo más específico: el baño, como el lugar más prohibido de todos y que en realidad es el santuario donde nos desprendemos de nuestra humanidad.

Zonas húmedas es una cinta alemana de reciente estreno en cines de México, desde hace unos meses está en el catálogo de Netflix USA bajo el título  Wetlands y está inspirada en el libro Feuchtgebiete de Charlotte Roche  y probablemente es la película más incómoda, reveladora y provocadora que se pueda ver en un rato.

Helen es una adolescente tomboy que ya aprendió a vivir con hemorroides, cura los síntomas con una creme refrescante y vive tranquila y cosquilludamente su íntimo secreto, se opone la obsesión de por la higiene que su mamá le ha impuesto y está decidida a llevarse a sus propios límites con tal de contarnos una dramedia inteligente que puede resultar grotesca y profundamente obscena, en el mejor de los sentidos, pues desde la secuencia de los créditos nos sumergimos hasta los microbios de nuestras obsesiones. Es excitante por ser una reflexión sobre los fluidos corporales en algo tan inocuo como el cine. La protagonista, interpretada por Carla Juri, nos cuenta sus obsesiones más personales: su gusto por el aroma y los fluidos vaginales, el semen, el smegma, la sangre menstrual, los mocos, así como una energía sexual imparable y un deseo imperfecto de volver a ver reunidos a sus padres divorciados. Helen es realmente una terrorista: habla sin medirse de temas sumamente prohibidos, se pone retos para cuestionar los conceptos de higiene femenina, se mete en un caldo de verduras masturbatorio y todavía quiere saborear lo que el mundo le pone delante (o detrás).

El resto de los personajes parecen tan extraños que son sumamente corrientes, los padres, por ejemplo, viven por separado el frenesí de sus obsesiones ya sea en el sexo o la religión y es que la madre funge como la figura autoridad que Helen se quiere saltar, no está nada contenta con su necesidad enfermiza de pulcritud, pero también desde muy temprana edad ha enseñado a su hija a ser un individuo y a ni siquiera fiarse de su propia progenitora. Corinna, la mejor amiga de Helen es compañera de juergas donde se intercambian los tampones y también resulta ser presa de fetiches y obsesiones de quien esté cerca. De ese modo, Zonas húmedas, nos hace pensar que nuestros fetiches y miedos son tan individuales como nuestras preferencias de mercado, al fin y al cabo todos somos presas de nuestros propios deseos.

Esta cinta es realmente atrevida, las escenas donde se muestran fluidos humanos son realmente impactantes y no necesariamente gráficos, el lenguaje visual es sumamente revelador, provocando lo obsceno con un discurso verbal que se combina una muy precisa edición que resulta magnífica y divertida; también se permite meterse con otros temas que son tabú: las relaciones fallidas, los intentos de suicidio y las familias disfuncionales.

Creo que es una cinta que se vuelve relevante, hoy en día cuando se sigue discutiendo si los pezones femeninos son pornográficos, si amamantar en público es un acto indebido, cuando todo lo que provenga del cuerpo de la mujer sigue siendo objeto de prohibición y anulación, el tener a un personaje como Helen es altamente heroico, el hecho de que exista un libro o una película que resulte así de provocadora es porque seguimos en el oscurantismo que prohibía a las mujeres salir mientras tuvieran el período, solo que hoy en día todo está disfrazado bajo el mito de la higiene personal.