O lo que es lo mismo, rompiendo con toda la paciencia que hay en mi cuerpo.

Por años solo escuchaba lo maravillosa que es la serie. Que si las actuaciones, que si la manera en que está armada. La historia basada en hechos reales que te tiene al borde del asiento mordiéndote las uñas. Veía a todos mis conocidos perder la cabeza. Veía a todas y cada unas de las entregas de premios besarle los pies a Vince Gilligan, y a los actores. Confieso que nunca sentí la necesidad de verla, pero cuando los premios Emmy decidieron darle el premio a la serie del año a Breaking Bad sobre Game of Thrones y la fantástica tercera temporada que tuvieron (terminó con la boda roja, creo yo, que no se puede armar una serie por 3 temporadas y terminar con algo que te produce un paro cardiaco de manera tan perfecta), pensé que tal vez era momento de darle la oportunidad.

Así que la propuse en la oficina, tenemos una hora de comida y como somos muy pocos y ya no tenemos mucho de que hablar, vemos series de televisión a esa hora. Así es que esperé, esperé a la joya televisiva que se supone que es. Y mientras no puedo negar que efectivamente, esta maravillosamente actuada y está bien armada, no puedo evitar terminar jugando sudoku en mi teléfono mientras la veo. Siento que el 80% de los capítulos que he visto son largos y que en muchos de ellos no pasa nada.

Probablemente mi ignorancia este ganando y no este viendo algo que gente “más calificada” que yo si puede ver, pero después de ver todo un capítulo en el que no pasa nada relevante y solo vemos a Walter y Jesse morir de sed en el desierto, empecé a sentir la paciencia romperse poco a poco. Bajo la promesa de que todo lo que pasa tiene que ver en el futuro seguí viendo, dos temporadas después sigo esperando ese pay-off pero al llegar a capítulo 10 de la temporada tres no solo sigo sin mi pay-off si no que vi durante 48 minutos a Walter y a Jesse persiguiendo una mosca en el laboratorio. Sí, solo persiguiendo la mosca. Durante 48 minutos. Probablemente no esté hecha para la televisión bien hecha. O quizás alguien debería tomarse la molestia de explicarme por qué verlos corriendo por el laboratorio durante 48 minutos es buena televisión.

Mientras tanto yo renuncio. Seguramente encontraré algo más entretenido para llenar mi hora de comida, la televisión está llena de joyas que lamentablemente no son famosas.